LA DIVERSIDAD E INCLUSIÓN VIENEN DEL CORAZÓN POR SERGIO OVIEDO

Por Sergio Oviedo (Desde San Luis Potosí, México)

Hoy en día la diversidad e inclusión laboral es un tema que está ganando popularidad en la Industria a nivel Latinoamérica. No es algo nuevo que las empresas multinacionales alrededor del mundo están adoptando nuevos modelos de negocio en el cual se expande el espectro del talento humano, se valoran las habilidades y comportamientos de las personas y se lucha contra la discriminación, el acoso, y la inequidad salarial. Sin embargo, aún falta mucho camino que recorrer en la materia.

Ahora bien, cuando hablamos de diversidad e inclusión, dejando de lado el espectro laboral hay que ponerse a pensar a nivel personal lo siguiente: ¿Qué significa ser incluyente y diverso?, ¿Cómo puedo contribuir a la diversidad e inclusión desde mi trinchera?, ¿Cómo vivo la diversidad dentro de mi espectro social, económico y familiar?

Para comenzar a responder estas preguntas, primero hay que definir ambos conceptos. 

Diversidad

Si tomamos el significado literal de la palabra con la pureza de la gramática del idioma español, la diversidad viene del latín diversĭtas y tiene los siguientes significados: Variedad, diferencia, abundancia o gran cantidad de varias cosas distintas.

La diversidad es una palabra poderosa ya que tiene un significado más profundo del que aparenta.  

La diversidad implica abundancia, es la riqueza de diversos elementos en un solo conjunto como un todo. 

Esta se puede transpolar a diferentes espectros en nuestra vida diaria, por ejemplo, la variedad de opiniones, la amplia gama de perspectivas, de personalidades, de cómo hacer las cosas, el conjunto de posibilidades infinitas del ser y estar, y la lista puede seguir y seguir. 

Inclusión

La palabra per se viene del latín inclusio, y significa acción y efecto de incluir, es decir, poner algo o a alguien dentro de un conjunto o dentro de sus límites.  

Esta palabra también tiene aplicaciones poderosas en diferentes aspectos de nuestras vidas, por ejemplo, la inclusión laboral de profesionistas LGBTQ+, el invitar al partido de futbol a una persona que, aunque no tenga habilidades para jugar, quiere formar parte y vivir la pasión del deporte, el no excluir a una persona que le cuesta socializar en la escuela y tomarla en cuenta para actividades recreativas dentro del salón, entre otros muchos.

Como podemos apreciar, la diversidad y la inclusión son palabras que van más allá de su significado literal e intrínseco, ambas se conectan con emociones que están enraizadas en lo más profundo de nuestro ser, como la bondad, la aceptación, la realización, el amor al prójimo, pero, sobre todo, el amor propio y la empatía.

El amor propio y la autoaceptación son detonantes de la empatía.

Cuando tomamos la decisión consciente de auto conocernos, auto explorarnos, el conectar con nuestras emociones y sobre todo a auto amarnos, abrimos una puerta que ya no se puede cerrar, la puerta de la autoaceptación.

Al dar este profundo viaje interno en donde conectamos con nuestras emociones y al abrazar la autoaceptación, podemos empatizar en mayor medida con los que nos rodean e inclusive con personas que no conocemos y nunca hemos visto.

El poder de la empatía es la herramienta que nos permite ser más receptivos y dejar un lado nuestros prejuicios inconscientes y ego. La empatía nos ayudar a ser más abiertos a escuchar una opinión diferente, a escuchar un consejo y a ser más incluyentes con el prójimo, aceptando la diversidad que vive en cada uno de nosotros.

Esto es debido a que, al conectar con nuestras emociones, entenderlas y aceptarlas fortalecemos nuestra seguridad, empoderamos y exacerbamos los atributos que nos hacen nosotros mismos, los valores en los que creemos y nuestra identidad como individuo. 

Es por eso, que la diversidad e inclusión vienen del corazón, vienen de una autoaceptación que nos da el regalo de la empatía con el prójimo, de conectar con sus luchas, dificultades y adversidades y de aceptar que hay una gama infinita y diversa de colores que nos rodea. Solo queda abrir los ojos y el corazón para fluir y contribuir con nuestro granito de arena, el mundo sabe que lo necesita. 


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